
Por Anita Brus
“Vivir con el arte nos hace felices, pasear por tu propia colección después de un día ocupado es bueno para la presión arterial, te tranquiliza”, dice el coleccionista holandés Pieter Schulting. Él y su esposa Carla han estado coleccionando arte antiguo y moderno durante mucho tiempo, pero desde hace cinco años sólo coleccionan obras de artistas africanos contemporáneos.

Carla Schulting añade que, en los últimos cinco años, se ha producido una explosión de creatividad en muchos países africanos (y en la diáspora africana), “como una supernova, donde una estrella explota de forma espectacular y produce una enorme cantidad de luz”. La exposición de las obras que coleccionaron, de artistas de 33 países africanos diferentes, se puede ver ahora bajo el título ‘Supernova’ en el Kunsthal Kade en Amersfoort, Holanda. En el catálogo que acompaña a la exposición, la pareja indica que su elección a la hora de comprar las obras, además de la estética, también se basa en lo sociopolítico y en la historia que hay detrás de las obras.
Este aspecto sociopolítico ciertamente se expresa en las obras de Jean David Nkot (Camerún, 1989) y Niyi Olanjunju (Nigeria, 1981). Ambos artistas investigan la explotación de materias primas africanas, aunque Niyi Olanjunju se enfoca principalmente en el comercio global de objetos de arte tradicionales. Corta esculturas africanas tradicionales por la mitad, como en su escultura ‘Baganimba’ (2019), una máscara de madera de los pueblos Baga, dejando una mitad en su estado original y fundiendo la otra mitad en aluminio cromado, que representa tanto la apropiación de las materias primas africanas como la acumulación de riqueza a través del comercio de artefactos africanos únicos… Leer + Revistart 219