
Texto: Fernando Alvira
Una exposición imprescindible para entender el arte aragonés de la segunda mitad del siglo XX que permanece abierta hasta mediados del próximo mes de enero. Vicente Villarrocha, aparente compañero en las tareas de la crítica de arte fue sobre todo uno de mis maestros no solo en ese campo sino en la manera de entender la realidad. De entenderte a ti mismo y a tus circunstancias. Compartimos el gobierno de la Asociación Española de Críticos de Arte (AECA), y pude disfrutar durante esos años no solo de su obra sino, sobre todo, de su persona.
Alejandro Ratia, comisario de la hermosa muestra retrospectiva que el Pablo Serrano le dedica, analiza en un breve texto su recorrido por el mundo del arte, que excedió desde muy pronto lo aragonés y lo convirtió en uno de los pintores más cosmopolitas que ha tenido nuestro país en esa segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del XXI.
“Cada exposición de Vicente Villarrocha (Zaragoza, 1955-Madrid, 2021) tuvo su puesta en escena. El contexto daba sentido a los cuadros. La revisión de su obra exige contextualizar esos contextos.
Este pintor estudió en la Escuela de Artes de Zaragoza, donde terminaría siendo profesor. Comenzó a exponer muy joven (1974), con el grupo Algarada. Tiempo de arte comprometido. Su primera individual (1979) reivindicó el mayo del 68 y sus adoquines. Adoquines que retornan en sus últimos dibujos. La rebeldía alentó y mantuvo su vocación. Evolucionaría sin perder contacto con la realidad, sumando a su labor artística la crítica. Contó entre los renovadores de la pintura de los ochenta, década que inaugura con aires pop. Ceñidos vaqueros en la sala Pata-Gayo. Con la colectiva Pintura Forana (Galería SEN, 1981) se presentó en Madrid. Sucesivas muestras revelaron, más tarde, al pintor viajero, con París y Venecia como patrias culturales…». Leer + Revistart 225