Adriana Setter

Buenos Aires, Argentina, en 1964, aunque también es italiana por amor y por elección. Creció en esta ciudad, pero su interior siempre estuvo profundamente vinculado a la Naturaleza. Amante del campo, los caballos y los maravillosos entornos de su país, su conexión con la Tierra, sus colores, sus silencios y sus sonidos fueron impregnando su personalidad.

Si bien decide estudiar Derecho y luego ejercer como abogado por más de 20 años, la Historia y el Arte fueron pasiones que ha cultivado desde la juventud. Un libro, un Museo, eran sus pasatiempos preferidos. Estas pasiones paulatinamente ganan espacio y decide saltar de “observar” a “crear”, comienza a estudiar Pintura y crea sus primeras obras.

Vueltas del destino, se traslada a residir en Países Bajos en el año 2006. Esta nueva etapa en el “Viejo Mundo”, la sumerge en un Universo infinito de historia, arte, culturas diversas, paisajes increíbles y lugares maravillosos. Frente a este cambio fundamental en su vida, decide estudiar Historia del Arte y dedicarse a la pintura. Un tiempo completo a cumplir sueños y vivir pasiones.

Estudiar el camino del Arte desde sus orígenes a hoy, su interés en conocer la vida de los pintores en su época, contemplar sus obras, significaron para ella descubrir que la Pintura es la “expresión del alma”, tal como la define. Frente a cada tela piensa en el autor, en el porque de cada luz, de cada sombra, cada expresión, cada color. Que sentía el pintor en cada momento, que sucedía a su alrededor.

Desde Lorenzo Lotto a Ghirlandaio, Fortuny, RothKo, Modigliani, De Chirico, “todos y cada uno”, como le gusta decir, en algo le impactaron… una imagen, una emoción, un tema. Actualmente reside en las afueras de Madrid, rodeada de Naturaleza, sus colores, sus silencios y sus sonidos. Pero su mejor momento es la visita semanal al Museo del Prado, donde disfruta cada conferencia, cada curso, cada minuto como “observadora de arte”, una pasión que domina sus horas.

Durante la triste pandemia, encontró refugio en su pequeño atelier. Fueron tiempos de conectar con su interior, probar nuevas técnicas, nuevos soportes, nuevos materiales. Collages, madera, cartón, anilinas y acuarelas fueron incorporados a sus trabajos y hoy acompañan a sus primeros óleos. Fue también un tiempo de expresar sentimientos, de hablar a través de los trabajos.

La influencia de la Naturaleza, su conexión con la tierra, y la concepción de la Pintura como expresión del alma, la lleva a una búsqueda constante de materiales para incorporar a las obras, que representen estos sentimientos. Arenas, yeso, pequeñas piedras, o bien los clásicos óleos pueden mostrar el sentir de un momento.

Si bien pinta desde hace más de 30 años, recién ha decidido mostrar su obra, y comenzar a participar en exposiciones y ferias.