
Textos: Anita Brus
Aunque Beatriz González (Colombia – Bucaramanga, 1932) fue recientemente anunciada en los Países Bajos como “la grande dama de la pintura latinoamericana”, su obra apenas era conocida aquí. Incomprensible, dada la extensión de esa misma obra y la fuerza que emana de sus trabajos, muchos de los cuales se han reunido ahora en una impresionante retrospectiva titulada ‘Guerra y Paz: Una Poética del Gesto’, que podrá verse en el Museo De Pont de Tilburgo hasta el 9 de marzo de 2025.
Que hasta ahora su obra haya parecido existir fuera del canon occidental se deberá a la tendencia superficial a considerar el arte latinoamericano como una mera representación de ciertos temas espirituales, exóticos o violentos, en vez de considerar el efecto que produce. La propia González dice al respecto que no nació para pintar la guerra, sino para pintar en paz o en guerra, pero sólo para pintar. Inicialmente, lo hace ‘copiando’ cuadros conocidos de Velázquez y Vermeer, entre otros, no tanto como homenaje a estos artistas (como hizo su colega colombiano Botero), sino para darles su propio giro.
Sus versiones abstractas entusiasmaron a los profesores durante sus estudios, pero con sus representaciones figurativas también llegó al público colombiano, que en los años sesenta y setenta sólo veía impresos de mala calidad en periódicos y revistas. Éstos incluían reproducciones sentimentales, religiosas o ‘curiosidades’ que inspiraron a González para crear irónicos ‘cuadros muebles’, como el de una figura de Cristo, pintada con colores brillantes sobre la superficie de una cama, titulado ‘Naturaleza casi muerta’ (1970),… Leer + Revistart 225